El viernes, un día sin una sola nube en el firmamento –un día peronista hubiera bromeado Matías-, la Justicia Federal de Azul detuvo a los asesinos de Carlos Moreno, un abogado detenido desaparecido en Olavarría el 29 de abril de 1977 y luego asesinado en Tandil, por defender trabajadores de la cementera local de la explotación de sus patrones.
El teléfono celular vibró y dio la noticia: “Hoy, en el día del abogado, detuvieron a los asesinos de mi viejo. 30.000 compañeros detenidos desaparecidos, PRESENTES!!”, decía el mensaje de texto que mandó Matías.
Al abogado Moreno lo mataron a tiros en un descampado de las sierras de Tandil, cuando se escapó de una quinta que un civil prestaba a los milicos para que lo utilizaran como centro clandestino de detención (centros clandestinos, porque se torturaba y aniquilaban hombres, mujeres e incluso niños detenidos impune, ilegal y brutalmente; y no centros de detención como pretendió significarlos el asesino llorón Antonio Bussi).
A Moreno lo corrieron sus captores y lo encontraron semidesnudo, deshidratado por la picana y sin poder ver por donde caminaba porque le habían quitado los anteojos; pidiendo auxilio a un vecino, tratando de hacerle entender que unos “atorrantes” lo habían secuestrado.
Al abogado Carlos Moreno lo mataron ahí mismo. A tiros. Por enfrentarse a la señora de la Loma Negra y por osarse a defender a sus obreros. “Estoy jugado” le había dicho a un amigo el día que lo detuvieron, apenas salió de su despacho donde atendía a los trabajadores que lo visitaban con sus problemas, todavía sucios de cal.
El viernes Matías, el mayor de los dos hijos varones que dejó Moreno, tuvo una buena noticia: como justo homenaje, los asesinos del abogado Carlos Moreno fueron detenidos en el día del Abogado.
El viernes el teléfono sonó trayendo un mensaje con un principio de Justicia.
¡Que bueno leerte Pablo!
ResponderBorrarUn abrazo. Laura.
Gracias!
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