11 octubre 2007

de ley

"Las generosas y sabias doctoras de la querella.
Mayoría de mujeres frente al hombre que creyó ser Jesús y que vio crecer la Cruz.
La venganza, si la hay, ha sido justa.
A esta sociedad machista, católica y de saco y corbata le hacía falta una lección dada por ellas.
Las que insistieron con el genocidio.
Las que alegaron por "los compañeros".
Las que soltaron la lágrima sincera.
Las que agradecieron a cada testigo."
De Pablo Llonto.

Usando una metáfora futbolera, cargada de machismo como cualquier cántico de tablón, se podría decir que las mujeres "pusieron huevo" en el juicio al capellán de la bonaerense. No tiene que asombrar que hayan sido mujeres las que pidieron la condena del sacerdote por siete homicidios y no seis como pidieron los fiscales (hombres por cierto), cuando la historia hace acordar que cuando los 30 mil no estaban, fueron mujeres salidas de la cocina de sus casas las que enfrentaron los milicos, cuando todos se escondían de ellos.
El Tribunal federal de La Plata optó por seguir los reclamos de esas mujeres de la querella unificada, que desde el juicio a Etchecolatz, vienen aportando a la historia jurídica argentina, fue el pedido de esas abogadas que introdujo la discusión por la verdad: que en Argentina hubo un genocidio.

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