25 octubre 2013

41 años del Trewelazo: Un pueblo que no quiso que toquen a su gente



“Todo un pueblo no quiso que toquen a su gente”, recordó la ex detenida Silvia García. El 11 de octubre de 1972, los trelewenses se alzaron contra las detenciones masivas ordenadas tras la fuga de subversivos de la cárcel de Rawson. Fue proyectado en la Casa de Chubut el documental Prohibido dormir, con la participación de un ex preso del penal y dos vecinos de Trelew.



Poco después de la fuga del penal de Rawson y la masacre en la base Almirante Zar, el Ejército argentino secuestró y trasladó a la porteña cárcel de Devoto a 16 vecinos de Trelew que habían participado de la Comisión de Solidaridad con presos políticos. Esa razzia realizada en la madrugada del 11 octubre de 1972 desató una pueblada que derivó en la toma del teatro local y una asamblea permanente que se extendió durante más de un mes, el tiempo que la dictadura de Alejandro Lanusse demoró en liberar a esas personas. A ese episodio se lo recuerda como "Trelewazo" y, al cumplirse 41 años de aquella gesta, un ex preso y dos vecinos participaron de la proyección del documental Prohibido Dormir, que relata esos hechos, y de una mesa redonda en la Casa de Chubut en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
"Creo que no se le ha dado la importancia que realmente tuvo (el Trelewazo) porque lo que pasó es que todo un pueblo no quería que toquen a su gente", reflexionó Silvia García antes de la proyección, una ex detenida (“detenida y devolvida”, bromeó) que fue liberada esa misma mañana.
García participó de la proyección y compartió la mesa redonda con los otros protagonistas: un dirigente radical que encausó la protesta, Santiago "Chiche" López, y uno de los 16 secuestrados a quien el exilio lo radicó en Brasil, Sergio Maida (ver entrevista aparte).
La conmemoración incluyó una muestra de fotos, llamda "Jornada histórica", del Archivo Nacional de la Memoria de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y la Subsecretaría de Derechos Humanos de Chubut, que rescata imágenes de época del diario Jornada, de Trelew.
Prohibido dormir decía un cartel en el Teatro Español donde los habitantes de Trelew montaron su sitio de resistencia. Y de esa orden de vigilia solidaria, la chubutense Paula Bassi tomó el nombre para su documental.
"Es un tema que siempre estuvo sobrevolando las sobremesas en mi casa, pero que nunca se habló en profundidad. Entonces, se nos ocurrió rastrearlo. Charlamos con mis viejos, con amigos y padres de nuestros amigos y con la cámara fuimos registrándolo. El resultado fue una charla con participantes directos en la que nos encontramos con una historia que nos sorprendía cada vez más, que era profunda y emocionante", explicó Bassi. "Logramos armar un rompecabeza gigante que no había sido contado".
El Trelewazo fue el corolario de una actividad de apoyo que había desarrollado la Comisión de Solidaridad con los presos políticos de Rawson, que brindaba apoyo a los familiares de los cerca de 200 militantes de las organizaciones políticas y sindicalistas que la dictadura cívico militar había encerrado en la prisión de Rawson. Fue el final de unos meses agitados: el 15 de agosto anterior, un grupo de militantes de las organizaciones armadas FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y Montoneros coparon la cárcel y escaparon hacia el aeropuerto de Trelew, donde secuestraron un avión y huyeron a Chile.
Una semana después, el 22 de agosto, 16 de los militantes que no llegaron a abordar la aeronave, fueron fusilados en la Base Almirante Zar. Por ese crimen de lesa humanidad, el 16 de octubre del año pasado el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia condenó a prisión perpetua a los ex militares Luis Sosa, Emilio Del Real y Carlos Marandino.
Dos días después de lo que se conocería como la Masacre de Trelew, el dictador Lanusse llamó a elecciones para el 25 de Marzo de 1973. Aún así, la represión  cayó sobre quienes habían sido solidarios con los abogados y los familiares de esos presos políticos. Y a las 4 de la mañana del 11 de octubre de 1972 comenzó el "Operativo Vigilante", que, según indica Jornada, fue ordenado por el juez militar Carlos Di Pietro y ejecutado por el V Cuerpo del Ejército de Bahía Blanca.
En ese episodio fueron detenidos y trasladados a Devoto en un avión Hércules 16 personas: Isidro Pichilef, Sergio Soto Ojeda, Encarnación Díaz de Mulhall, Beltrán Mulhall, Elisa Martínez, Orlando Echeverría, Sergio Maida, José Roque Montalto, Horacio Mallo, Manfredo Lendzian, Horacio Correa, Celia Negrín de Montalto, Elvio Bel, Manuel del Villar, Alberto Barceló y Gustavo Peralta.
"Yo soy de Trelew y el 11 de octubre 1972 fui secuestrada", se presentó García a la hora de proyección del documental. Y aclaró: "A mí me dejaron en libertad porque al que dirigía el operativo no sé qué le había agarrado con que habían quedado solos mis tres nenes. Y cuando volví (a la casa) empecé a ver que venía gente bajando y caminando para el centro. Entonces pregunté y me dijeron: ‘Nos vamos a juntar todos porque se llevaron presa a gente de Trelew’". "Yo no podía creer lo que estaba viendo. Y a partir de ese momento no nos fuimos más del Teatro Español, al que se le cambió el nombre y se le puso Casa del Pueblo. Y apareció ese cartel que decía ‘prohibido dormir’. Y ahí nunca se durmió: funcionaba de día y de noche”.
Santiago "Chiche" López es un radical histórico. Es vicepresidente de la Convención Nacional de la UCR en representación de Chubbut, pero ese día de 1972 se convirtió en uno de los artífices de la pueblada. "Este episodio tiene una ventaja que es que participó todo el pueblo, con sus distintas clases sociales. Y es una muestra de solidaridad que no se ha vuelto a repetir", señaló.
A él también le allanaron la casa esa madrugada, pero no se lo llevaron detenido. "Me enteré que en el estudio de un abogado estaban redactando habeas corpus y desde ahí comenzó a crecer todo. Resolvimos hacer un acto, convocamos a los partidos políticos y cuando terminaron sus discursos, dan por finalizado el acto. Pero la gente no se quería mover. Fue por eso que yo le dije al presidente de mi partido que planteara la toma del teatro. Lo planteó y se llevó una ovación. Y ahí estuvimos hasta que los largaron a todos", recordó.
A las 14:30 hs de ese día fue la primera concentración en el teatro, que esa noche con un cartel bautizaron como “Casa del Pueblo”. Ese mes de actividad el lugar nunca quedó  vacío. En el escenario una bandera rezaba la consigna: "Libertad a los presos de la Solidaridad". Y poco a poco los presos comenzaron a ser liberados. El último fue devuelto el 27 de octubre. Pero los vecinos, entonces, pidieron por el abogado Mario Abel Amaya, que estaba preso desde el 18 de agosto, acusado de colaborar con la fuga de Rawson. También lo lograron: la dictadura lo devolvió el 14 noviembre.
"Creo que no se le ha dado la importancia que realmente tuvo porque nunca se paró en esos días y además no quedó sector de la población que no estuviese involucrado. Me acuerdo que incluso entre las adhesiones en un momento se leyó que adhería hasta la Sociedad Rural. Lo que pasaba es que el pueblo no quería que le tocaran a la gente de la zona", concluyó García.



ENTREVISTA A SERGIO MAIDA

"A diferencia de la dictadura, la gente sabía dónde estábamos"


A diferencia de lo que sucedió en la dictadura siguiente, la gente sabía dónde estábamos." Cuarenta y un años más tarde, Sergio Maida recuerda su detención en 1972 por haber sido apoderado –figura legal que le permitía hacer trámites para los presos– del máximo referente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros, Roberto Quieto, cuando estaba alojado en el penal de Rawson. Sin embargo, Maida, que en 1976 fue detenido-desaparecido y debió exiliarse en Brasil, donde hoy vive y trabaja como empleado del Estado de São Paulo, además de integrar el PT (Partido dos Trabalhadores), asegura que esa madrugada él fue secuestrado y liberado por la presión de la movilización popular. 
–¿Cómo fue su detención?
–En realidad fue un secuestro porque nunca existió ninguna orden de captura o decreto del Poder Ejecutivo, pero, a diferencia de lo que sucedió en la dictadura siguiente, la gente sabía dónde estábamos. A las 5 de la mañana nos fueron recogiendo a todos casa por casa y nos llevaron al aeropuerto y después, en un avión Hércules, a (la cárcel de) Devoto. Y estuve poco porque se dio toda esa movilización en Trelew. Y fue ese movimiento lo que logró sacarnos de la prisión.
–¿Usted había colaborado con los presos políticos de Rawson?
–Yo era apoderado de Roberto Quieto. Habíamos sido compañeros de militancia en la Federación Juvenil Comunista en la adolescencia, pero después ellos habían elegido la lucha armada y yo la militancia de superficie. Pero el hecho de haber sido su apoderado era razón suficiente para ser perseguido durante la dictadura. Pero teníamos lazos, no sólo amistosos, sino políticos. 
–¿Cuál era la militancia?
–La militancia era principalmente de solidaridad: nosotros habíamos formado la Comisión de Solidaridad con los Presos Políticos de Rawson y ahí se fue agregando gente que prestaba asistencia a los presos, familiares y abogados que llegaban a la Patagonia sin referencias. Los abrigábamos, los recibíamos. Además, yo tenía que ir todas las semanas a la cárcel porque era apoderado. 
–La reacción de Trelew no fue casual.
–Claro que no. El trabajo de la comisión era absolutamente público, conocido y reconocido por el pueblo. Y por eso también contábamos con la solidaridad de aquellos que no participaban directamente, pero que apoyaban nuestra acción.  «

*Publicado el 13.10.2013 en Tiempo Argentino

16 octubre 2013

Jallalla Evo Morales

Clase magistral y galardón en la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata. El presidente de Bolivia alertó sobre el rol de las corporaciones mediáticas en la región. También recordó que generaron "opinión, conceptos y políticas" en el vecino país antes de su asunción. Cálido mensaje a Cristina Fernández


"No soy un experto en temas de comunicación, pero sé cómo los pueblos somos a veces víctimas de los distintos medios de comunicación", dijo el presidente de Bolivia, Evo Morales, al brindar una clase magistral en la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, donde fue galardonado con el título de profesor titular honorario de Estudios Sudamericanos y comunicación. En su visita a la capital bonaerense, el mandatario también fue declarado Ciudadano Ilustre por el Concejo Deliberante, e inauguró con un acto público el viceconsulado de su país.
"Jallalla Evo Morales", gritó un miembro de la Academia mayor de la lengua Quichua de La Plata desde el palco, donde estaba el presidente junto a la anfitriona, la decana Florencia Saintout; el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina; los ministros de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak; y de Educación, Alberto Sileoni; y el titular de la AFSCA, Martín Sabbatella. Y desde el público, unos 1000 estudiantes, militantes políticos y sociales y miembros de la colectividad boliviana instalados en el parque de la facultad de Periodismo, respondieron: "¡Jallalla!", vocablo quichua que en castellano significa "que viva".
Durante el homenaje, Morales aseguró que "lo más importante es saber de dónde viene la desinformación". En ese camino, recordó que, antes de asumir la Presidencia en 2005, "la mayoría de los medios de comunicación en Bolivia eran de empresarios que habían hecho con los políticos neoliberales un pacto de sangre para implementar políticas de desinformación para adormecer al pueblo boliviano".
Morales señaló que los medios de comunicación generaron "opinión, conceptos y políticas", con los que el pueblo fue "sometido a políticas neoliberales" que tuvieron en esos medios de capitales privados "los principales operadores". Y apuntó contra las críticas por la supuesta falta de libertad de expresión en su país: "Sobra libertad de expresión. Podemos revisar los canales y las radios que hasta dicen 'maten a Evo Morales'; 'Evo es un macaco; Evo es parido por una llama'", dijo. Y se preguntó: "¿Saben dónde no hay libertad de expresión? Cuando el periodista honesto, responsable con la verdad (está) frente al dueño de los medios de comunicación. Ahí no hay libertad de expresión."
Morales fue recibido en la ciudad por el gobernador Daniel Scioli, quien lo escoltó desde el helipuerto hasta la Facultad. Allí, Saintout agradeció la visita del presidente a quien definió como "parte de un grupo de líderes nacionales que devolvió la esperanza y que desafió a las derechas más terribles de la región".
Luego, Abal Medina señaló que los gobiernos de la región están cambiando "los tiempos de América Latina", y aseveró que es un proceso que no tiene vuelta atrás "porque hay un conjunto de hombres y mujeres que han tomado la decisión política de seguir adelante construyendo la Patria Grande latinoamericana".
"Ya pasó una década desde los tiempos en que los presidentes de nuestros países se peleaban para ver a quién le dedicaba más minutos el presidente de los Estados Unidos, y a lo largo de este nuevo siglo fuimos encontrándonos y caminamos para construir un futuro distinto. Con el sueño de Néstor, de Hugo (Chávez), de Evo, juntos empezamos a construir una unidad latinoamericana, donde los pueblos son los protagonistas", sostuvo.
También en el homenaje, los concejales del FPV Nacional y Popular, Sebastián Tangorra y Martín Alaniz, le otorgaron la distinción de ciudadano ilustre. Pasado el mediodía, el mandatario culminó su visita con la inauguración del viceconsulado de Bolivia, donde encabezó un acto en el que le habló a sus connacionales radicados en el país y recibió de manos del intendente Pablo Bruera la llave de la ciudad. Allí bregó una vez más por la salud de Cristina Fernández. "Deseamos que se recupere pronto para estar junto a nuestro pueblo boliviano y argentino", dijo.  

07 octubre 2013

La caída del hijo de Oriel Briant, entre el estigma social y la cárcel





Su madre fue asesinada en 1984. Alguien le asestó más de 20 puñaladas y dos balazos. El caso sigue impune. Su padre fue acusado y absuelto por el crimen. Falleció en 2009, solo. "Mi viejo se murió sin saber quién fue", dice Julián.

Julián Pippo en la Alcaidía Departamental II de La Plata

Julián Lautaro Pippo tenía seis años el 9 de julio de 1984, cuando su madre, Aurelia Catalina "Oriel" Briant fue asesinada de un disparo en la cara y más de 20 puñaladas en el cuerpo. "De mi mamá no me acuerdo nada. Yo a ella no la disfruté y cuando la veo en una foto, veo una mujer y no puedo decir esa es mi mamá", murmura. Ese crimen impune conmocionó a la sociedad en los primeros años de la primavera democratica y quebró su vida. Aquella muerte que tuvo como sospechosos a su padre, el profesor de literatura Federico Pippo, su abuela y sus tíos; también desarticuló a la familia. A poco de cumplirse treinta años de ese episodio que ocupó las primeras planas de los diarios y mientras está detenido acusado por robo a mano armada y posesión de drogas, el anteúltimo de los cuatro hijos del matrimonio Pippo-Briant, admite que está solo, que no ve a sus hermanos y por primera vez proclama la inocencia de su padre.
Mientras habla en un salón de usos múltiples de la Alcaidía Departamental N°2 de La Plata, a Julián Pippo lo asalta la soledad, la incertidumbre por la causa judicial que lo mantiene preso; una  necesidad de superar la adicción al crack y cierto velo de angustia por no ver a su hijo de diez años que vive con su madre de la que se separó hace seis años, en Campana. 
Está preso en esa cárcel para procesados ubicada a metros de la Unidad Penal N°9 desde el 13 de septiembre pasado, cuando la policía lo detuvo en la periferia platense. Asegura que tiene pocos recuerdos del homicidio de su madre pero vive con una certeza. Afirma que su padre no la mató. 
"Mi viejo es inocente. Estaba durmiendo con nosotros en la casa matrimonial de City Bell cuando pasó lo que pasó. Y cuando fuimos al otro día para la casa de mi abuela a buscar a mi hermano Christopher, que se había quedado allá con mi mamá, nos dijo que mamá se había ido a la panadería", cuenta Pippo en la entrevista con Tiempo Argentino.
Su hermano Christopher es el menor de los cuatro. Tenía tres años cuando Oriel Briant, de 37, se separó de Federico Pippo. Y el día que la mataron estaba con ella en la casa de su madre. En ese lugar lo encontró un policía y una vecina llorando y pidiendo por su mamá ausente. Cuatro días después, la profesora de inglés fue hallada en una arboleda a la vera de la ruta 2, a la altura del kilómetro 75, con un disparo en la cara y una veintena de cuchilladas, la mayoría asestadas en la zona genital. 
El llanto de Christopher fue el inicio de uno de los más resonantes casos policiales que persiste irresuelto. Federico Pippo, un profesor de literatura española que pertenecía a la Bonaerense, fue detenido poco tiempo después y permaneció tras las rejas poco más de un año. Fue apresado junto a su madre, su hermano y un primo. Se los conoció como "El Clan Pippo", pero todos fueron liberados al poco tiempo y sobreseídos cuatro años más tarde.  
"Mi viejo no tenía ni idea de qué fue lo que pasó. Se murió sin saber quián fue.  Lo que él siempre me decía es que había algo de política metido en el medio. Y es que nadie sabe quién fue el que la mató”. 
–Todo el mundo cree que Pippo era culpable. La gente lo condenó a pesar de que la justicia lo sobreseyó. 
–A mi no me interesa. Yo ya sé que todo es mentira. Porque es cierto que lo señaló todo el mundo para decir que fue él, pero cuando salió absuelto nadie lo señaló para que le devuelvan las cosas, para que se haga justicia con él. 
–¿Cómo se sigue después de una cosa así?
–Eso no se procesa. Te queda una bronca que no sabés qué hacer. Porque no es sólo que mataron a mi vieja y no se sabe quién fue, sino que también lo acusaron a mi viejo, salió sobreseído y atrás de eso no se resolvió nada. Un día salió sobreseído y no lo reincorporaron al trabajo inmediatamente. ¿Por qué no lo indemnizaron por haberlo tenido un año y pico en cana? Lo separaron  de su familia durante un año y pico. Le habían matado a la mujer, salió libre de culpa. En cierta manera le cagaron la vida a mi viejo también, porque él esperaba que le pidieran disculpas, que le devolvieran las cosas y le paguen. El chabón esperaba que por lo menos  le pidieran disculpas o que se hiciera justicia, y así como cuando lo metieron en cana porque decían que había matado a mi vieja y todos decían: ‘Pippo la mató’, bueno, que después dijeran: ‘Pippo no la mató’.
–Tu padre murió en 2009. ¿En ese momento vivías con él?
–Sí, yo lo encontré. Tuvo un paro. Creo que tenía 69 años cuando murió. Igual, estaba re sufrido y lo que quería era eso: morirse. Porque ya no podía hacer más nada.
–¿Cómo era tu relación con él?
–Bien. Por suerte nosotros pudimos hablar de nuestras cosas. Le dije que no había estado en tal momento, en otro. Pero bueno, traté de comprenderlo por qué no estuvo en algunos años de mi vida. Y lo pude entender, porque fue un tipo muy sufrido. 
–¿Qué recuerdo tenés de Oriel?
–No, de ella no me acuerdo nada. 
–¿Nada?
–No, nada.

En la única mesa del SUM de la prisión, Julián apenas puede recuperar de su madre una idea lejana, la sensación borrosa de haber sido alzado por sus brazos, los rastros de una caricia. Dice que es nada lo que puede traer desde el fondo de su memoria. 
"No la disfruté y cuando la veo en una foto, veo una mujer y no puedo decir `esa es mi mamá´. Lo digo porque ella me tuvo en brazos. Pero incluso cuando era más chico, cuando tenía ocho o nueve años,  yo mismo no me reconocía en fotos en las que estaba con ella".
El miércoles 2, Julián Pippo cumplió 36 años. El más chico es Christopher. Con él y Tomás, el más grande de los tres varones, vivió hasta finales de los ‘90 en la casa paterna, un chalet de calle Cantilo entre 21A y 21B de City Bell. Martina, la mayor de los cuatro hijos del matrimonio, abandonó la casa a los 14 años y desde entonces vivió con su tía Denise Briant en Campana.
"Yo viví con mis hermanos, Christopher y Tomás, hasta los 20 años, cuando tuve el problema con la droga y estuve internado en rehabilitación un año y pico. Después de eso me fui a Zárate, a la casa de mi tía Denise. Fui a buscar contención. Estuve bien y cuando conocí a mi mujer también estuve contenido. Yo me sostuve por mi mujer y mi hijo. Cuando me separé se me vino todo abajo de nuevo".
La casa familiar es un chalet de tejas rojas a medio caer por el abandono. Allí todavía vive el menor y, de tanto en tanto, vuelve Julián. A esa casa fue a buscarlo dos veces la policía: primero el 8 de septiembre de 2009, porque lo acusaron de un robo en un supermercado chino; y de nuevo el pasado 10 de septiembre, por otro asalto. 
Los hijos de Pippo y Briant fueron las otras víctimas del crimen. "Mis hijos creen que están bien pero se equivocan", dijo Federico Pippo al periodista Facundo Bañez la última vez que habló con la prensa. 
–¿Cómo siguieron después del crimen de tu mamá?
-Después que pasó lo que pasó, mis dos hermanos más grandes se dedicaron a estudiar y formarse. Y con Christopher lo único que hacíamos era vaguear. Fuimos los que menos estuvimos contenidos.
–¿Lograron mantenerse unidos como hermanos?
–No, de chicos no tuvimos contención familiar y como que cada uno hizo lo que pudo. Y te digo la verdad, no tengo contacto con ellos. Y con Christopher muy poco, porque yo no estoy viviendo en City Bell todo el tiempo. Desde que me separé anduve para todos lados. Mi familia es mi mujer y mi nene. 
–Es obvio que el crimen de su mamá a ustedes también les arruinó la vida. 
–Qué sé yo. Supongo que ha tenido repercusiones.  «




La misteriosa muerte de oriel
 El llanto: El 10 de julio de 1984, Aurelia Catalina Briant no estaba en su casa de City Bell. Un vecino escuchó llorar a su hijo menor y llamó a la policía. 
 El cuerpo: Tres días después, el cadáver de Oriel fue encontrado a la vera de la ruta 2. La habían asesinado de 22 puñaladas (algunas heridas fueron realizadas cuando ya estaba muerta) y dos disparos. 
 El clan: El 25 de agosto, el juez allanó un stud en Lobos, propiedad de la familia Pippo, donde encontraron trozos de hierro y tierra muy parecidos a los hallados en la escena del crimen. Federico Pippo, su hermano y su tía fueron encarcelados. Un año después  fueron absueltos. 
 Pericias:  La víctima llevaba medias celestes. Allí había tierra y hierro idénticos a los del stud de Pippo. Pero eso no constó en el expediente y la prueba principal resultó nula. 
Pippo: un profesor de la vucetich
Federico Antonio Pippo murió el 5 de junio de 2009. Tenía 68 años y faltaba poco para que se cumplieran 25 años del asesinato de su esposa. Falleció en el mismo chalet de City Bell que había comprado con Oriel, con quien tuvo cuatro hijos. Era profesor de literatura española y daba clases en distintas instituciones educativas de La Plata. Pero desde antes de conocer a su mujer y hasta 1984 fue docente en la Escuela de Policía Juan Vucetich. 
Había conocido a Oriel en un boliche en 1969, cuando ella tenía 22 y él 29. Poco después se casaron. Pero el matrimonio fracasó y poco antes de su asesinato, la mujer se fue de la casa cuando Pippo intentó herirla con un cuchillo. Para esa época el profesor era visto como un ser excéntrico. Solía quedarse a dormir en Capital y compartía la vivienda con uno de sus estudiantes, Carlos "Charlie" Davis, de 25 años, con quien realizó un viaje de 30 días por Europa y Egipto. El día que mataron a Briant, la pareja llevaba meses separada. La mujer se había vinculado con un vecino. 

13 julio 2013

Condenaron a diez años de prisión a los apropiadores de Elena Gallinari Abinet

Elena Gallinari Abinet (foto: Diagonales.com por Matías Adhemar)

El Tribunal Oral Federal Nº 1 de La Plata condenó ayer a diez años de prisión a Luis Madrid y su esposa María Mercedes Elichalt, por la apropiación de la primera nieta nacida en cautiverio y restituida a su familia biológica, Elena Gallinari Abinet. En tanto la médica Silvia Marta Kirilovsky fue sentenciada a cinco años y seis meses por firmar la partida de nacimiento falsa con la que fue inscripta la niña. En los tres casos, los jueces les imputaron a los acusados "complicidad en el genocidio cometido durante la dictadura al participar del traslado por la fuerza de un niño de un grupo a otro". 
La sala estalló en un aplauso cuando los integrantes del Tribunal leyeron las condenas –por unanimidad– ayer, pasadas las 22:30. Los jueces ordenaron comunicar al Ministerio de Seguridad provincial el pedido de exoneración de Madrid de la Policía Bonaerense, pero no revocaron la excarcelación de la médica, que seguirá libre hasta que el fallo quede firme. 
La querella de Abuelas de Plaza de Mayo había solicitado al Tribunal Oral Federal en lo Criminal Nº 1 de La Plata que condene a penas de 18 años de prisión en cárcel común al ex policía y su esposa y de ocho años para la médica que firmó la partida de nacimiento falsa. Los abogados de la asociación consideraron a los apropiadores de la menor como "coautores del delito de genocidio" y a la doctora como partícipe necesario.
La fiscalía pidió diez años para el apropiador, nueve para su mujer y cinco para la médica. Los pedidos fueron realizados durante la jornada de alegatos del debate en el que desde el lunes pasado, los jueces Carlos Rozanski, Pablo Vega y Pablo Jantus juzgaban por la apropiación de la mujer a Domingo Luis Madrid, de 64 años, y su esposa María Mercedes Elichalt, de 62 años y por firmar la partida de nacimiento falsa con que la inscribieron como hija propia a la médica Silvia Marta Kirilovsky, de 68 años. 
Durante todo el día, las víctimas, Elena Gallinari y sus familiares directos, estuvieron acompañados por militantes de organizaciones sociales, entre ellos, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Barnes de Carlotto. En su pedido, los abogados de Abuelas, Emanuel Lovelli y Colleen Torre, consideraron que el matrimonio apropiador fue coautor de la "retención y ocultamiento de un menor de 10 años", la alteración del estado civil de la niña y la falsedad ideológica de documento público, es decir verter datos falsos para su partida de nacimiento y DNI al inscribirla como hija propia. Pero también los acusaron de ser "coautores del delito de genocidio en su modalidad de traslado de un menor de un grupo a otro", figura prevista en la Convención para la Prevención de los Genocidios que está incorporado a la Constitución Nacional, utilizada por ese mismo tribunal el año pasado en las condenas por la apropiación de Sebastián Casado Tasca. «

11 julio 2013

Juicio por la apropiación de Elena: "Si, soy de ustedes"


“Si, soy de ustedes”, dijo Elena en el despacho del juez tras mirar atentamente a la cara a sus abuelos, tíos y primos. La nena de 10 años acababa de reconocerse en esas personas que el magistrado le decía que eran su familia biológica. Esa escena fue recordada este miércoles por María Magdalena Abinet, la tía de la nieta recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo, Elena Gallinari Abinet, en la segunda audiencia del juicio que el Tribunal Oral Criminal Federal Nº1 de La Plata realiza a un matrimonio y una médica por la apropiación de la menor en la última dictadura cívico militar. El debate continuará el viernes con los alegatos de las fiscalías, las querellas y las defensas y las últimas palabras de los acusados. Y la lectura del veredicto podría realizarse esa misma tarde.

En la segunda audiencia del juicio que se desarrolla en La Plata, los jueces Carlos Rozanski, Pablo Jantus y Pablo Vega tomaron declaración a ocho testigos, entre ellos, las tías de la nieta recuperada, y el juicio ingresó en su etapa final. Según anunciaron los magistrados, a las 10 del viernes comenzarán los alegatos de la fiscalía federal, la querella de las Abuelas de Plaza de Mayo y de los defensores, y continuará luego con las últimas palabras de los tres acusados: el ex subcomisario de la Policía Bonaerense retirado, Domingo Luis Madrid, de 64 años, su esposa María Mercedes Elichalt, de 62 años; y la médica Silvia Marta Kirilosky, de 68 años, acusada de firmar el certificado falso de nacimiento.

Ese mismo día podría concluir el juicio. “Si hay tiempo”, aclaró Rozanski, se leería el veredicto.

“A mi hermana le quitaron la posibilidad de ver crecer a sus hijas, de criarlas. Y le quitaron la vida cruelmente con un tiro en la nuca, porque no la pudieron mirar a la cara”, recordó María Magdalena Abinet, quien recordó a su hermana Leonor, secuestrada embarazada de 7 meses el 16 de septiembre de 1976 y de quien nunca más tuvo noticias hasta que el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) halló sus restos en mayo de 2009.

La mujer contó que su madre comenzó la búsqueda de su sobrina, y que luego de que en Abuelas de Plaza de Mayo recibieron una denuncia de que un policía tenía una hija que podía ser apropiada comenzaron a investigarlo y que gracias a un análisis de ADN consiguieron identificar a la chica, que ya tenía 10 años. Recordó, además, que con la niña se conocieron en un juzgado de La Plata, donde fueron a esperarla sus cuatro abuelos, tías, tíos y primos.

También su tía paterna de la nieta recuperada, Analía Gallinari, quien recordó que para sus padres, Elena era la primera nieta y no habían podido asistir a su nacimiento. “Mi madre tuvo durante mucho tiempo el ajuar que le había preparado a Elena. En realidad al nieto, porque en ese tiempo no sabíamos si era nena o nene”, recordó.

Y contó que desde sus 19 años ella misma se sumó a la búsqueda que su madre y la madre de su cuñada habían comenzado con las Abuelas y que continuó hasta la restitución.

“Con la restitución el sentimiento fue de alegría, pero al mismo tiempo fue la confirmación de que el desaparecido no iba a aparecer nunca más”, explicó.

Elena Gallinari Abinet recuperó su identidad en abril de 1986 y poco tiempo después fue a vivir con su tío Guillermo Abinet, su esposa Ana Luisa Desmarchellies y sus tres primos, a una casa en Bella Vista. El lunes la nieta recuperada recordó que ella y sus primos se eligieron para vivir juntos. Ayer, Desmarchellies ratificó esa elección.

“A nosotros nos movilizó bastante”, explicó la mujer ante los jueces. Acababa de recordar que Elena había pedido vivir con ellos, justo cuando el matrimonio había decidido tener un nuevo hijo. “Entonces nuestros 3 chicos nos hablan y nos dicen: ‘no queremos que tengan otro bebé; queremos que Elena sea nuestra hermana’”.

La mujer contó que la niña recuperada fue a vivir con ellos y que allí rehizo su vida; recordó los miedos de su sobrina que temia volver a ser secuestrada; recordó los llamados que Madrid hacía a su casa que la obligaron a cambiar el número de telefono. Y recordó que Elena vivió en esa, su casa, hasta los 21 años.

“Fue lo mejor que nos pudo haber pasado a todos tener de nuevo a la nena”, concluyó.

En la misma audiencia declararon también Juan Carlos Centeno, Gustavo López Garmendia, María José Fernández, y Hernán Santiago Páez Moritan, amigos de los padres de la chica.


Elena Gallinari Abinet fue la primera nieta nacida en cautiverio en ser restituída a su familia biológica. Es hija de los militantes montoneros Leonor Abinet y Miguel Ángel Gallinari y ella misma pidió reabrir la causa judicial en 2007, casi dos décadas después de que el expediente iniciado tras su restitución fuera considerado prescripto en 1990.

09 julio 2013

Arrancó el juicio por el caso Gallinari Abinet

 Los jueces que integran el tribunal: Pablo Jantus, Carlos Alberto Rozansky y Pablo Vega. Foto: http://juicioapropiaciongallinariabinet.blogspot.com.ar/
“Yo siento que no es mi historia, que es una parte de la historia de todos los argentinos", resumió Elena Gallinari Abinet apenas terminó de hablar ante los jueces del Tribunal Oral Federal Nº 1 de La Plata, que desde ayer juzga a un policía, su mujer y una médica por la apropiación de la joven durante la dictadura cívico-militar.
Gallinari Abinet es la primera nieta recuperada por las Abuelas de Plaza de Mayo y ayer recordó que sus apropiadores le dijeron que había nacido en una comisaría y que fue encontrada en un terreno baldío. También aseguró que sospecha que el hombre que la apropió integró un grupo de tareas y dijo que espera un gesto de humanidad del apropiador: que le diga dónde estuvo secuestrada su mamá.
"¿Porqué decidiste reabrir la causa?", preguntó el abogado de Abuelas, Emanuel Lovelli. "Por dos cuestiones", comenzó Gallinari Abinet, y abundó: "Una es que todo lo que pude investigar (sobre su madre, María Leonor Abinet, secuestrada embarazada de siete meses en septiembre de 1976) está parado y yo creo que Madrid sabe dónde estuvo mi mamá y dónde nací. Y yo espero que en un gesto de humanidad me lo diga. Necesito saber la verdad. Y por otro lado, necesito justicia."
Con ese reclamo, Gallinari Abinet concluyó su declaración ante los jueces Carlos Rozanski, Pablo Jantus y Pablo Vega en la primera audiencia del debate que se extenderá hasta el viernes próximo. A unos pocos metros la escucharon los acusados de apropiación: el ex subcomisario de la Policía Bonaerense retirado, Domingo Luis Madrid, de 64 años; su esposa María Mercedes Elichalt, de 62 años; y Silvia Marta Kirilosky, de 68 años, acusada de firmar el certificado falso de nacimiento.
La mujer recordó que en 1986, cuando tenía diez años, se reencontró con su abuela materna, Leonor Alonso. "Sentí un sensación de libertad", explicó.
La mujer contó que los apropiadores, que la anotaron como hija propia con el nombre de Nancy Madrid el 5 de noviembre de 1976, nunca le negaron que no era hija natural y que le decían que la habían encontrado "tirada" en un baldío.
También recordó que siendo niña encontró en la casa de sus apropiadores fotos de mujeres que con los años la llevaron a sospechar que Madrid integraba grupos de tareas.
Gallinari Abinet es hija de los militantes montoneros Leonor Abinet y Miguel Ángel Gallinari y pidió reabrir la causa en 2007, casi dos décadas después de que el expediente iniciado tras su restitución fuera considerado prescripto en 1990.

12 marzo 2013

"La justicia legítima debe ser para los que menos tienen"


Entrevista a Julián Axat. Defensor oficial de menores, poeta e hijo de desaparecidos, brega por un nuevo perfil de funcionario judicial.*


"La justicia debe ser social y popular." Así lo entiende el defensor oficial del Fuero Penal Juvenil de La Plata, Julián Axat Della Croce, que tiene a sus padres desaparecidos, que además es poeta y mantiene en el centro de su escritorio de los tribunales platenses una estatua del Gauchito Gil, que lo protege y a quien sus defendidos, todos adolescentes pobres y en problemas con la ley penal, le piden deseos de libertad cada vez que los entrevista.
A pesar de todo, Axat asegura que ya no es una rara avis dentro de ese poder del Estado provincial. Y afirma que son muchos quienes piensan como él, que es uno de los firmantes del comunicado del movimiento Justicia Legítima y que participó del encuentro que el 26 de febrero ese espacio mantuvo en la Biblioteca Nacional. El defensor asegura que la búsqueda de un nuevo perfil de magistrado y empleado de la justicia, con mirada social y sensibilidad, es el camino para romper con el estereotipo del burócrata kafkiano, del tecnócrata noventista, indiferentes a los vulnerables.
De las paredes del despacho de Axat cuelgan una foto de la bandera de HIJOS. La Plata desplegada antes de marchar para escrachar, en el año 2002, a un represor bonaerense; un cuadro con fotografías del escritor austrohúngaro Franz Kafka y otros tres con reproducciones de los dibujos que ese abogado hacía junto a sus escritos. Las imágenes y una biblioteca al fondo, rodean el escritorio en el que crecen pilas de expedientes y libros de derecho, rodeando al santo popular.
"El kafkianismo es un adjetivo, ya no un personaje. Franz Kafka era abogado de una empresa burocrática, una aseguradora de riesgo. Y lo que hacía después de trabajar todo el día, por lo general, era dibujar o escribir", explicó Axat a Tiempo Argentino. "En sus dibujos –agregó– están siempre los muñequitos con un traje o un frac, y siempre son negros, blancos o grises. Es el hombre de Estado, el empleado que no es sensible, que tiene un problema con la otredad, que toma distancia de las cosas, porque todo es formalismo, escepticismo, pureza. Entonces, Kafka está siempre luchando contra esa jaula que es su cuerpo, la jaula de la formalidad, la jaula que después va a devenir en el Estado fascista".
Sin embargo, Axat aclaró que Kafka no era kafkiano. Y que, en su persona, literatura y justicia van de la mano. El hombre sensible, el que escucha, el que se involucra con el otro es el Kafka escritor y también el concepto de operador de justicia que reivindica este defensor oficial y poeta platense, de 36 años, que llegó a la justicia para defender pibes pobres.

–Esas jaulas que encerraron a Kafka, él las rompió con la literatura. ¿Eso tiene relación con la democratización de la justicia y la ruptura de esa burocracia judicial?
–Una de las cuestiones que tiene que ver con la democratización de los operadores burócratas es parte de lo que planteó (la procuradora general de la Nación, Alejandra) Gils Carbó en su discurso inaugural del encuentro de Justicia Legítima. Ella planteó tres modelos de operador del derecho: el modelo del aristócrata de principios de siglo; los jueces del posperonismo, en la década del ‘60 y ‘70; y cuando aparece el consenso de Washington y surgen las nuevas burocracias, a veces de origen plebeyo que a través de su ascenso social se convierten en burócratas asépticos, distanciados de la sociedad, en hombres no sensibles, hombres robot, hombres máquinas: hombres kafkianos. Yo me detuve en ese esquema, porque los burócratas de los '90 son hijos de esos que a su vez son hijos del orden conservador. Y aunque también tienen origen plebeyo o medio, tienen la idea del management, de los modelos de gestión norteamericano, de las líneas bajadas por el Banco Mundial y por el FMI: son abogados o gestores de empresas cuyos modelos son la eficacia, la eficiencia, la reducción del estado, donde la palabra de lo público es una mala palabra. Creo que Gils Carbó lo que marcó es la necesidad de un nuevo perfil profesional. De un nuevo perfil de operador del derecho y, por lo tanto, de magistrado, que tiene que ver con romper con estas tres cadenas: con el aristocrático como nobleza de estado, como el burócrata de mediado de siglo y el tecnocrático y eficiente de los '90.
–¿Y cómo será ese nuevo operador?
–El nuevo operador de derecho que tiene que parirse es un operador vinculado fuertemente a la justicia social, a los sectores sociales, con una carga de sensibilidad muy importante que tiene que ver con la otredad. Y la otredad son los sectores más vulnerables. Tiene que ver con todas las diferencias sociales, con los siempre tratados como enemigos, ahora tratados como amigos: los menores, las mujeres y las cuestiones de género, la libertad sexual; con los vagabundos, con los desclasados, con los inmigrantes. Con todos los que la sociedad consideró parias o enemigos durante casi todo el siglo XX. Entonces, el modelo de operador político tiene que ver con la inclusión de esos sectores, con sensibilidad hacia ellos. Por eso es también una crisis con el modelo del kafkianismo.
–¿En qué sentido?
–Porque la sensibilidad del funcionario tiene que ver con la posibilidad del funcionario de ponerse en el lugar del otro, de escucharlo y con esto sobre lo que Kafka trabajaba que tiene que ver con la sensibilidad poética o literaria. Entonces, el funcionario ya no es una persona que sabe leyes, es un tipo formado en muchos saberes.
–Por historia personal y por su carrera, usted puede ser considerado como una rara avis de la justicia. ¿Cómo es su ingreso?
–Yo trabajo en la justicia hace 12 años. Entré como oficial, después fui secretario, prosecretario y luego entré a lo que se llama "nivel 20", que es la jerarquía de magistrado, pero como defensor oficial. En ese trayecto, lamentablemente, pesaron sobre mis espaldas dos estigmas: por un lado, el de ser hijo de desaparecidos en un fuero penal provincial que estuvo impregnado por el concepto de subversivo, en el que me tuve que topar con los mismos jueces que rechazaron los habeas corpus de mis papás y lamentablemente he tenido que verles las caras a eso tipos trabajando en el cotidiano. Sobre todo en un lugar donde los que trabajaban eran policías, porque cuando yo ingresé se estilaba que los empleados fueran ex policías. Y después, siempre me vinculé con los sectores populares con los que estaba trabajando, como empleado siempre presté una atención especial a los sectores populares y eso de alguna manera me marcó: "Emula a los padres" o "sigue la línea política de los padres", decían, lo cual no es cierto. Y eso fue una carga fuerte. Pero he tratado de moverme siempre de manera no arrebatada y tratando de no inmolarme en este sistema. Trabajando con racionalidad, con sensatez, haciendo planteos que quizás son disruptivos pero tratando de buscar consensos en lo que estoy haciendo. Cuando me nombran defensor yo hago ciertos planteos que producen cierto efecto provocador pero me parece que con el tiempo esos planteos terminaron adecuándose.
–¿Qué tipo de planteos?
–Uno de los primeros planteos que hice cuando fui defensor oficial fue el tema de averiguación de identidad y contravenciones. Con el tiempo, esos planteos fueron consolidándose y al día de hoy ya no son vistos como díscolos o como locuras de un defensor, sino que se está por derogar el tema de las contravenciones, el fallo (por el joven asesinado en una razzia policial en 1990, Walter) Bulacio fue muy importante y había que adecuarlo a la provincia. Se sabe hoy en día que no se puede desalojar cuando hay menores. Digamos, son cosas contra las que yo luche al principio y que la reacción era: "¿Qué dice este tipo?" Y sin embargo, fuimos avanzando hasta un lugar que ya se saben estas cosas, hay un consenso que se va logrando. Pero no soy el factótum de los cambios, sino que hay otros como yo que están planteando las mismas cosas, porque las conquistas de derechos son colectivas, no son de héroes individuales.
–¿Como interpretó, en el marco de la discusión por la democratización de la justicia y el encuentro de Justicia Legítima, el discurso del presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti?
–Lo interpreté en el mismo sentido en que lo han interpretado algunos analistas periodísticos: es decir, que hay una intención del presidente de la Corte de quedar bien con todos. Un diario tituló "El equilibrista", y ese concepto es cierto y muy interesante, porque Lorenzetti es un operador judicial de los más hábiles que he visto en la justicia, es muy versátil. Pero a veces, uno se da cuenta que tiene una visión republicana de la justicia, muy cercana a las que tienen los norteamericanos sobre los conflictos que ocurren en ese Poder. Esto es, que la independencia judicial es siempre una balanza de dos poderes simétricos. Y cuando Gils Carbó dice que no podemos atribuir la misma asimetría del mercado a la justicia le está diciendo a Lorenzetti que la balanza está desbalanceada, que la justicia siempre recibe asimetrías. Ese concepto de equilibrio que es igual al de la justicia pura de la balancita y el de los economistas ortodoxos frente al mercado, ya no corre más.
–¿Cuál es entonces el concepto de independencia judicial?
–El concepto de independencia judicial, equilibrio y conflicto judicial, es justicia para los desiguales, no justicia para los que tienen poder. Ese es el concepto: justicia legítima para los débiles y los que menos tienen. Entonces la independencia no es respecto de aquellas dos partes que están en litigio, sino que es independencia de la parte más poderosa, del poder fáctico, real. Entonces, el concepto de justicia independiente que me parece que tiene Justicia Legítima es ese: la independencia de los poderes más concentrados. Lorenzetti ve como si fueran dos cosas iguales en litigio.
–En lo cotidiano, ¿cómo es su concepto de justicia social y popular?
–El compromiso que yo tengo con mis clientes es también mi compromiso con sus familias y no se reduce a la cuestión penal. También es con la cuestión económica, social, alimentaria, cultural y educativa. Porque toda causa penal es en realidad la punta del iceberg de un conflicto social que hay detrás. Todo pibe que ingresa a la defensoría o no tiene casa y vive en la calle, o está desarraigado de sus padres, o se contagió de HIV o está pasado de paco. La causa penal es el síntoma. El modelo de defensor público que no está pensando en el síntoma, aunque por su puesto hay que trabajarlo, sino que está pensando en las necesidades básicas insatisfechas, está trabajando en ese lugar. Un pibe que viene preso porque se robó una botella de vino, yo no lo voy a defender solo por la botella de vino; voy a hacer la demanda y escribir el poema, pero también voy a preocuparme porque ese chico tenga casa, tenga un lugar de contención. El caso "H" es un chico que logramos revincularlo con una familia, logramos mucho. Todo empezó por el robo de una botella de vino, pero eso es el síntoma. Y eso es lo que le importó al sistema. Cinco meses preso estuvo porque se robó una botella de vino. Pero había toda una historia atrás de la botella robada.
–Llama la atención su despacho. Junto a los cuadros y la biblioteca, su escritorio está resguardado por una estatuilla del Gauchito Gil.
–El Gauchito Gil me lo regaló un pibe que entró y lo logramos liberar. Me lo trajo de regalo y me dijo: "Este gauchito es para todos los pibes que vos atiendas en el futuro y para que cada vez que ingresan y vos los asesores le pidan un deseo." Y ahí lo tengo. Y cada vez que viene un pibe y entra preso, y en algún momento tienen que salir, yo les digo que pidan un deseo. Algunos, los que no me quieren contar el deseo, se lo dejan en un papelito. Algunos se lo quieren llevar. Y el Gauchito también me protege a mí, porque yo creo en él y me protege a mi también. Y también que esté ahí, entre el pibe y yo, hace que los chicos se sientan más sueltos. No digo que lo tenga ahí por eso, porque yo creo en el Gauchito Gil, pero que esté al lado mío genera empatía y logramos a veces construir una relación que hace que nos paremos mejor ante los jueces. Entre Kafka, el Gauchito Gil e HIJOS, sacamos cosas buenas acá.
–¿Y que suelen pedirle al Gauchito?
–La libertad. Porque es el santo de la libertad. Y si a la justicia no le ponés los mitos, continúa con distancia hacia los sectores sociales. El límite de todo esto es ser un demagogo. Pero el día que yo haga eso, me voy de la justicia. Para burócrata no: mi padre murió a los 25 años, yo no me voy a convertir en un burócrata.<<


LA REBELDÍA DE SU PADRE
Julián Axat tiene 36 años y es hijo de Rodolfo Jorge Axat y Ana Inés Della Croce, una pareja de militantes peronistas y Montoneros secuestrados en un departamento ubicado en pleno centro platense el 12 de abril de 1977. Por entonces, el futuro defensor oficial tenía siete meses. Al día de hoy, sus padres continúan desaparecidos.
Axat admite que su pertenencia a una familia de clase media platense ayudó a su ingreso a la Justicia. Es que Jorge, antes de decidir convertirse en un obrero del frigorífico Swift de Berisso, era un estudiante avanzado de medicina y filosofía y jugador de rugby en La Plata Rugby Club, parte de esa generación de rugbiers que cuenta con 18 jugadores arrebatados por la dictadura militar.
El defensor también identifica en su perfil la rebeldía de su padre. “Mi padre se rebeló al esquema familiar y decidió proletarizarse traicionando el mandato. Yo, sin proletarizarme, creo que he hecho lo mismo”, admite el abogado platense, que además, al igual que sus padres, se reconoce peronista.


UNA BOTELLA, UN SUMARIO Y UN POEMA
"Yo escribí un poema, que después levantó un diario, por un problema de una botella de vino de 7 pesos que un chico se robó y me iniciaron un sumario porque un camarista leyó el poema y no le gustó. Un disparate. Tuve que contestar que la literatura no es criminalizable, que tiene que ver con la libertad de expresión", recordó Julián Axat.
El episodio fue sencillo y trágico: un adolescente robó una botella de vino de un almacén y lo atrapó la policía. Lo juzgaron, lo condenaron y pasó cinco meses detenidos.
"Yo emití mi opinión. No me sancionaron al final porque me dieron la razón, pero el sumario me lo iniciaron", agregó el defensor. Y cuando el chico recuperó la libertad, juntos reescribieron el poema, en código de hip hop":

Hip hop botella 7 Pound's

siete Pound's/
siete-hop por robarse una botella sin seven-up,/
desapoderada dice el expediente,/
aprehendido sea callejero, trapito, limpiavidrios, sin beca o sueldo, hey!/
llega patrulla juvenil con costo-implementación cuarenta mil hips,/
y baja oficial (sueldo cuatro mil hops)/
"arriba las manos, deje esa botella etílica de siete Pound's"/
ya adelante fiscal (sueldo veinte mil hops) "pide cárcel" hey!/
para que juez (sueldo veinte mil hops) escriba autos y vistos/
"marche preso" y carcelero harto de cobrar (cuatro mil hops),/
recibe al bisoño diciendo: ¡qué te mandaste pibe, la botella de siete Pound´s! Hey!/
y grita el señor Ministro: esto sale al erario (por mes) unos (tres mil hips)/
y se hace el juicio oral dura dos días con alegatos y todo el teatro (diez mi Hips!)/
Y llega condena pero se apela y los Señores Camaristas cobran (cuarenta mil hops!)/
y confirman adentro (siete meses) por/
la botella de/
siete Pound's.

*Publicado el 11.03.2013 en Tiempo Argentino