Pidieron la intervención de Interpol: temen que las pinturas sean sacadas del país
"Good Morning", respondió el hombre a la joven que lo saludó desde el mostrador de entrada del Teatro Argentino, donde se expone la muestra de pintores "Bicentenario, arte argentino en la Provincia". Iba vestido como todo un caballero: piloto, bufanda y sombrero. El supuesto visitante extranjero se perdió entre los paneles blancos de la planta baja del coliseo, en los que se exponen cuadros de Prilidiano Pueyrredón, Emilio Pettoruti, Antonio Berni, Lino Spilimbergo, Raúl Soldi, Benito Quinquela Martín y otros grandes pintores argentinos. La mujer no sospechó nada hasta que, una hora después, lo vio salir con un bulto bajo el sobretodo. Lo llamó, pero el hombre salió corriendo. Acababa de robar una pintura de Xul Solar y una acuarela de la exposición.Por la noche, en la Sala Ginastera del teatro se proyectaría una copia original del film de 1925 de Sergei Eisenstein, "El Acorazado Potemkin" y Guillermo Brizzio dirigiría la Orquesta, interpretando en vivo la partitura que escribió Edmund Meisel para acompañar esa película. Pero a las 10.15 de la mañana, la exposición de pintores argentinos que organiza el Museo de Bellas Artes de la Provincia, era lo único para visitar. Y cuando el señor del piloto oscuro cruzó la puerta y encaró hacia los cuadros, la empleada simplemente saludó.
–Buen día, señor –se inclinó la mujer con la amabilidad forzada de quienes atienden a los visitantes de una exposición.
–Good Morning –la sorprendió el desconocido de sombrero. Y se perdió en el laberinto de esculturas y paneles que sostienen pinturas.
El visitante estaba solo en la sala. Intercambió miradas con el pescador de Prilidiano Pueyrredón y con las mujeres de Berni y Raúl Soldi. Se estremeció con los contrastes de sol y sombra en las aguas y las barcas del riachuelo de Quinquela Martín, y sintió un aire frío corriéndole por la espalda al pararse ante el asesino con sombrero de Carlos Alonso.
Deambuló una hora dentro del teatro. Mirando, pero quizá, esperando que el reloj marcara la hora de actuar. Luego, los investigadores no dudarían que el golpe estuvo planeado: cuando huyó la calle estaba completamente libre de fisgones. Todos estaban conectados con Johannesburgo por televisión.
Cuando ganó la calle faltaban unos minutos para que comenzara el partido de la Selección y sobre la ciudad caía una garúa finita. Los platenses permanecían aferrados al televisor. El centro estaba desierto y cuando el hombre de piloto pasó corriendo por la esquina de 10 y 51, cualquier posible testigo pudo haber sospechado que se apuraba para no perderse los primeros minutos del match.
Pero en realidad escapaba: acababa de robar "Palacio en Bría", una acuarela de 52 por 68 centímetros que Xul Solar pintó en 1932, y otra acuarela de la exposición del Bicentenario.
La empleada del teatro que una hora antes lo había saludado salió tras él y vio cómo corrió hasta la esquina, dobló por calle 10 y se perdió de vista.
El cuadro que llevaba bajo el saco estaba ubicado en la planta baja, a metros de la entrada y sospechan que fue el último que tomó de la exposición, antes de ganar la vereda de avenida 51.
La otra obra, una acuarela de la que no trascendió el nombre, la robó de las muestras del primer subsuelo. Para llevársela, entró con el cuadro al baño de mujeres de esa planta, quitó el lienzo del marco, lo enrolló y lo guardó en un maletín. La Policía, más tarde, encontró el bastidor en el toilette.
Las pinturas pertenecen a la Pinacoteca del Banco Provincia y, aunque no trascendió su valor, fuentes policiales informaron que estaban aseguradas en unos 15.000 pesos cada una. Aunque sospechan que costo de mercado podría ser mucho mayor.
CIERRE DE FRONTERA. Tras el robo, los empleados del teatro llamaron a la Policía y la sala acostumbrada a recibir amantes del arte con miradas suspirantes, se llenó de uniformados con el gesto malhumorado de perderse el debut de la Selección. Detrás de los agentes de ojos extraviados llegó el fiscal Fernando Cartasegna.
"Pedí el secuestro internacional a la Interpol", contó el investigador a Diagonales. Es que los sabuesos temen que las obras salgan del país e ingresen al mercado de traficantes internacionales.
Además, pidió el secuestro de los registros de las cámaras de seguridad del teatro y su digitalización. Intentan determinar si al momento del robo había servicio de vigilancia en el lugar. De todas formas, el fiscal advirtió: "Primero vamos a intentar recuperar los cuadros y después determinaremos quién o quienes tuvieron responsabilidad".
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