25 octubre 2013

41 años del Trewelazo: Un pueblo que no quiso que toquen a su gente



“Todo un pueblo no quiso que toquen a su gente”, recordó la ex detenida Silvia García. El 11 de octubre de 1972, los trelewenses se alzaron contra las detenciones masivas ordenadas tras la fuga de subversivos de la cárcel de Rawson. Fue proyectado en la Casa de Chubut el documental Prohibido dormir, con la participación de un ex preso del penal y dos vecinos de Trelew.



Poco después de la fuga del penal de Rawson y la masacre en la base Almirante Zar, el Ejército argentino secuestró y trasladó a la porteña cárcel de Devoto a 16 vecinos de Trelew que habían participado de la Comisión de Solidaridad con presos políticos. Esa razzia realizada en la madrugada del 11 octubre de 1972 desató una pueblada que derivó en la toma del teatro local y una asamblea permanente que se extendió durante más de un mes, el tiempo que la dictadura de Alejandro Lanusse demoró en liberar a esas personas. A ese episodio se lo recuerda como "Trelewazo" y, al cumplirse 41 años de aquella gesta, un ex preso y dos vecinos participaron de la proyección del documental Prohibido Dormir, que relata esos hechos, y de una mesa redonda en la Casa de Chubut en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
"Creo que no se le ha dado la importancia que realmente tuvo (el Trelewazo) porque lo que pasó es que todo un pueblo no quería que toquen a su gente", reflexionó Silvia García antes de la proyección, una ex detenida (“detenida y devolvida”, bromeó) que fue liberada esa misma mañana.
García participó de la proyección y compartió la mesa redonda con los otros protagonistas: un dirigente radical que encausó la protesta, Santiago "Chiche" López, y uno de los 16 secuestrados a quien el exilio lo radicó en Brasil, Sergio Maida (ver entrevista aparte).
La conmemoración incluyó una muestra de fotos, llamda "Jornada histórica", del Archivo Nacional de la Memoria de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y la Subsecretaría de Derechos Humanos de Chubut, que rescata imágenes de época del diario Jornada, de Trelew.
Prohibido dormir decía un cartel en el Teatro Español donde los habitantes de Trelew montaron su sitio de resistencia. Y de esa orden de vigilia solidaria, la chubutense Paula Bassi tomó el nombre para su documental.
"Es un tema que siempre estuvo sobrevolando las sobremesas en mi casa, pero que nunca se habló en profundidad. Entonces, se nos ocurrió rastrearlo. Charlamos con mis viejos, con amigos y padres de nuestros amigos y con la cámara fuimos registrándolo. El resultado fue una charla con participantes directos en la que nos encontramos con una historia que nos sorprendía cada vez más, que era profunda y emocionante", explicó Bassi. "Logramos armar un rompecabeza gigante que no había sido contado".
El Trelewazo fue el corolario de una actividad de apoyo que había desarrollado la Comisión de Solidaridad con los presos políticos de Rawson, que brindaba apoyo a los familiares de los cerca de 200 militantes de las organizaciones políticas y sindicalistas que la dictadura cívico militar había encerrado en la prisión de Rawson. Fue el final de unos meses agitados: el 15 de agosto anterior, un grupo de militantes de las organizaciones armadas FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y Montoneros coparon la cárcel y escaparon hacia el aeropuerto de Trelew, donde secuestraron un avión y huyeron a Chile.
Una semana después, el 22 de agosto, 16 de los militantes que no llegaron a abordar la aeronave, fueron fusilados en la Base Almirante Zar. Por ese crimen de lesa humanidad, el 16 de octubre del año pasado el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia condenó a prisión perpetua a los ex militares Luis Sosa, Emilio Del Real y Carlos Marandino.
Dos días después de lo que se conocería como la Masacre de Trelew, el dictador Lanusse llamó a elecciones para el 25 de Marzo de 1973. Aún así, la represión  cayó sobre quienes habían sido solidarios con los abogados y los familiares de esos presos políticos. Y a las 4 de la mañana del 11 de octubre de 1972 comenzó el "Operativo Vigilante", que, según indica Jornada, fue ordenado por el juez militar Carlos Di Pietro y ejecutado por el V Cuerpo del Ejército de Bahía Blanca.
En ese episodio fueron detenidos y trasladados a Devoto en un avión Hércules 16 personas: Isidro Pichilef, Sergio Soto Ojeda, Encarnación Díaz de Mulhall, Beltrán Mulhall, Elisa Martínez, Orlando Echeverría, Sergio Maida, José Roque Montalto, Horacio Mallo, Manfredo Lendzian, Horacio Correa, Celia Negrín de Montalto, Elvio Bel, Manuel del Villar, Alberto Barceló y Gustavo Peralta.
"Yo soy de Trelew y el 11 de octubre 1972 fui secuestrada", se presentó García a la hora de proyección del documental. Y aclaró: "A mí me dejaron en libertad porque al que dirigía el operativo no sé qué le había agarrado con que habían quedado solos mis tres nenes. Y cuando volví (a la casa) empecé a ver que venía gente bajando y caminando para el centro. Entonces pregunté y me dijeron: ‘Nos vamos a juntar todos porque se llevaron presa a gente de Trelew’". "Yo no podía creer lo que estaba viendo. Y a partir de ese momento no nos fuimos más del Teatro Español, al que se le cambió el nombre y se le puso Casa del Pueblo. Y apareció ese cartel que decía ‘prohibido dormir’. Y ahí nunca se durmió: funcionaba de día y de noche”.
Santiago "Chiche" López es un radical histórico. Es vicepresidente de la Convención Nacional de la UCR en representación de Chubbut, pero ese día de 1972 se convirtió en uno de los artífices de la pueblada. "Este episodio tiene una ventaja que es que participó todo el pueblo, con sus distintas clases sociales. Y es una muestra de solidaridad que no se ha vuelto a repetir", señaló.
A él también le allanaron la casa esa madrugada, pero no se lo llevaron detenido. "Me enteré que en el estudio de un abogado estaban redactando habeas corpus y desde ahí comenzó a crecer todo. Resolvimos hacer un acto, convocamos a los partidos políticos y cuando terminaron sus discursos, dan por finalizado el acto. Pero la gente no se quería mover. Fue por eso que yo le dije al presidente de mi partido que planteara la toma del teatro. Lo planteó y se llevó una ovación. Y ahí estuvimos hasta que los largaron a todos", recordó.
A las 14:30 hs de ese día fue la primera concentración en el teatro, que esa noche con un cartel bautizaron como “Casa del Pueblo”. Ese mes de actividad el lugar nunca quedó  vacío. En el escenario una bandera rezaba la consigna: "Libertad a los presos de la Solidaridad". Y poco a poco los presos comenzaron a ser liberados. El último fue devuelto el 27 de octubre. Pero los vecinos, entonces, pidieron por el abogado Mario Abel Amaya, que estaba preso desde el 18 de agosto, acusado de colaborar con la fuga de Rawson. También lo lograron: la dictadura lo devolvió el 14 noviembre.
"Creo que no se le ha dado la importancia que realmente tuvo porque nunca se paró en esos días y además no quedó sector de la población que no estuviese involucrado. Me acuerdo que incluso entre las adhesiones en un momento se leyó que adhería hasta la Sociedad Rural. Lo que pasaba es que el pueblo no quería que le tocaran a la gente de la zona", concluyó García.



ENTREVISTA A SERGIO MAIDA

"A diferencia de la dictadura, la gente sabía dónde estábamos"


A diferencia de lo que sucedió en la dictadura siguiente, la gente sabía dónde estábamos." Cuarenta y un años más tarde, Sergio Maida recuerda su detención en 1972 por haber sido apoderado –figura legal que le permitía hacer trámites para los presos– del máximo referente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros, Roberto Quieto, cuando estaba alojado en el penal de Rawson. Sin embargo, Maida, que en 1976 fue detenido-desaparecido y debió exiliarse en Brasil, donde hoy vive y trabaja como empleado del Estado de São Paulo, además de integrar el PT (Partido dos Trabalhadores), asegura que esa madrugada él fue secuestrado y liberado por la presión de la movilización popular. 
–¿Cómo fue su detención?
–En realidad fue un secuestro porque nunca existió ninguna orden de captura o decreto del Poder Ejecutivo, pero, a diferencia de lo que sucedió en la dictadura siguiente, la gente sabía dónde estábamos. A las 5 de la mañana nos fueron recogiendo a todos casa por casa y nos llevaron al aeropuerto y después, en un avión Hércules, a (la cárcel de) Devoto. Y estuve poco porque se dio toda esa movilización en Trelew. Y fue ese movimiento lo que logró sacarnos de la prisión.
–¿Usted había colaborado con los presos políticos de Rawson?
–Yo era apoderado de Roberto Quieto. Habíamos sido compañeros de militancia en la Federación Juvenil Comunista en la adolescencia, pero después ellos habían elegido la lucha armada y yo la militancia de superficie. Pero el hecho de haber sido su apoderado era razón suficiente para ser perseguido durante la dictadura. Pero teníamos lazos, no sólo amistosos, sino políticos. 
–¿Cuál era la militancia?
–La militancia era principalmente de solidaridad: nosotros habíamos formado la Comisión de Solidaridad con los Presos Políticos de Rawson y ahí se fue agregando gente que prestaba asistencia a los presos, familiares y abogados que llegaban a la Patagonia sin referencias. Los abrigábamos, los recibíamos. Además, yo tenía que ir todas las semanas a la cárcel porque era apoderado. 
–La reacción de Trelew no fue casual.
–Claro que no. El trabajo de la comisión era absolutamente público, conocido y reconocido por el pueblo. Y por eso también contábamos con la solidaridad de aquellos que no participaban directamente, pero que apoyaban nuestra acción.  «

*Publicado el 13.10.2013 en Tiempo Argentino

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