01 julio 2008

Del patrullero al taxi

-¿Dónde vamos?
-A Los Hornos. A 137 y 61. En la cuadra de la comisaría.
El taxi arrancó por diagonal 74. El chofer manejó callado, ni siquiera mencionó el frío que hacía ese día. Y hacía frío esa tarde.
-¿La comisaría de Los Hornos es donde mataron al pibe en el patrullero? -preguntó Esteban, mientras acomodaba el cuerpo en el asiento trasero del coche.
-Sí, a Darián Barzabal.
-No sabés lo que me pasó... El otro día me tomé un taxi y me puse a hablar con el tachero de cualquier pavada y en un momento me dijo: "yo, en realidad, soy policía, pero ahora trabajo de esto porque estoy suspendido".
-¿Por qué? ¿Le preguntaste?
-Sí, por su puesto. Me dijo que él manejaba el patrullero cuando le pegaron el tiro en la cabeza al pibe.
-¿Qué?
Esteban rió. Hacía gestos. Él tampoco podía creer lo que había escuchado unos días antes cuando, con su cámara, hacía una recorrida arriba de un taxi.
-Me contó todo. Me dijo que él iba manejando y que su compañero lo iba fajando al pibe. Que como se dio cuenta que le estaba pegando mucho estiró la mano para que afloje un poco y ahí escuchó el tiro. Se asustó, dijo, y vio todo lleno de sangre.
-No te puedo creer...
-¡Es verdad! Hice un viaje largo con el tipo, a varios lugares, y me contó todo. Decía que su compañero le decía "se me escapó, se me escapó". Me contó que se asustaron y que le pidieron ayuda al jefe.
-Me dijo que ahora está esperando el juicio, pero que lo de él es excarcelable, porque nada más mintió en la declaración, pero dijo que después la cambió. Lo que sí me dijo es que su compañero y el jefe están hasta las manos.
Cuando bajamos del taxi en 137 y 60, un patrullero con las luces de la sirena encendidas cortaba la avenida. En la esquina de la comisaría de Los Hornos cuatro hogueras de cubiertas y ramas ardían cortando el tránsito. Un grupo de gente pedía Justicia por otro chico.

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