Foto: Esteban Martirena |
Salía de cubrir el discurso del comandante Hugo Chávez en la Facultad de Periodismo de La Plata y vi a Hernán Brienza parado a un costado del escenario. Estaba solo sobre la rambla del playón de estacionamiento y con la misma sonrisa que había mostrado al subir al escenario cuando lo llamó el presidente venezolano para agradecerle por su libro “El loco Dorrego”.
Lo felicité; me estrechó la mano y me contó esto:
“Yo estaba abajo esperando porque había quedado con la gente de la embajada que le daba el libro cuando bajara. Pero de repente escuché que estaba hablando del Loco Dorrego y me quedé en el molde. Después escuché que dijeron "Hernán Brienza está acá, que suba, que suba", y ahí ya no me acuerdo de nada.
Algo así deben sentir los jugadores cuando suben la escalera del túnel para ir a la cancha: que se ensombrece todo. Lo único que vi es, adelante, a Chávez saludándome, hablándome y sonriéndome y yo no pude atinar a nada más que sonreírme. Sentí que estuve riéndome todo el tiempo. Estaba desbordado por la alegría y la emoción. Fue muy raro, no todos los días se sube a una tarima así. Fue como el sueño del pibe, el mejor regalo. No me voy a olvidar jamás”.
Foto: E.M |
La crónica completa sobre Chávez en La Plata para el diario Diagonales: "Ante una multitud, Hugo Chávez recibió el premio Rodolfo Walsh en Periodismo"
“Nos acusan a nosotros de supuesta falta de libertad, pero son ellos los que callaron ante los desaparecidos y las dictaduras. Son unos farsantes y cínicos. Apoyaron las dictaduras más crueles de este continente”. Hugo Chávez.
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