Día del Orgullo LGTTTBI en la plazoleta Noche de los Lápices de La Plata
Por quinto año consecutivo, organizaciones de gays, lesbianas, trans, travestis, transexuales, bisexuales e intersexuales (LGTTTBI) de La Plata realizaron la jornada “Arde Closet” en la plazoleta Noche de los Lápices: festejaron el día del orgullo con música, juegos y actividades centradas en la resistencia “a la heterosexualidad impuesta como norma”. Al festival lo bautizaron “El bosque de la hereosexualidad obligatoria”, retomando los cuentos infantiles en los que están marcadas todas las imposiciones de “lo normal”. Cerró, claro, con la quema de un closet.
“Decidimos hacer eje en la heterosexualidad obligatoria y tomamos los cuentos infantiles para re significar algunas cosas, porque en la infancia es cuando más fuerte está la prohibición al lesbianismo y a la homosexualidad”, explicó la militante de la Colectiva Lésbica Malas como las Arañas, Lariza Hatrick.
La Colectiva, junto a las organizaciones LGTTTBI y de género Desobedientes en Radio, Las Furiosas y Arde Pandora, fueron las organizadoras del festival que entre las 14 y las 21 ocupó la plazoleta de 8 y 61 y lo llenó de juegos, música, color y consignas contra la estigmatización y la discriminación.
La movida apuntó contra la normatividad heterosexual y quienes llegaban a la plazoleta se topaban con la puerta de un ropero construida con cartón. Al cruzarla, un cura, un padre de familia y un presidente le entregaban al visitante una tarjeta con la figurita de un varón o de mujer, dependiendo el caso, con un mandato en el reverso: “Para ser varón los requisitos son: ser fuerte; ser valiente; no debe llorar; le deben gustar las mujeres… o Para ser mujer los requisitos son: ser aplicada; ser limpia; gustarle a los hombres; usar maquillaje; ser flaca; saber cocinar; tener hijos…” y varios etcéteras del mismo tenor. “Hay un cura, un padre y un presidente, que representan a los tres poderes que nos mantienen en la heterosexualidad obligatoria: La iglesia, la familia y el Estado”, explicó Hatrick.
Más allá de la implementación del matrimonio igualitario aún quedan pendientes muchas reivindicaciones de las minorías LGTTTBI. Sin embargo, la militante de la Colectiva explicó que el festival tuvo otro sentido: “Lo tomamos como día de orgullo y lucha, pero lucha como placer y alegría”. “Es un día de reivindicación, porque pensamos que la homofobia sigue presente como un hecho social”, amplió Hatrick. Y redondeó: “Es más simbólico que las leyes concretas; es un día de visibilización contra lo simbólico social”.
“Decidimos hacer eje en la heterosexualidad obligatoria y tomamos los cuentos infantiles para re significar algunas cosas, porque en la infancia es cuando más fuerte está la prohibición al lesbianismo y a la homosexualidad”, explicó la militante de la Colectiva Lésbica Malas como las Arañas, Lariza Hatrick.
La Colectiva, junto a las organizaciones LGTTTBI y de género Desobedientes en Radio, Las Furiosas y Arde Pandora, fueron las organizadoras del festival que entre las 14 y las 21 ocupó la plazoleta de 8 y 61 y lo llenó de juegos, música, color y consignas contra la estigmatización y la discriminación.
La movida apuntó contra la normatividad heterosexual y quienes llegaban a la plazoleta se topaban con la puerta de un ropero construida con cartón. Al cruzarla, un cura, un padre de familia y un presidente le entregaban al visitante una tarjeta con la figurita de un varón o de mujer, dependiendo el caso, con un mandato en el reverso: “Para ser varón los requisitos son: ser fuerte; ser valiente; no debe llorar; le deben gustar las mujeres… o Para ser mujer los requisitos son: ser aplicada; ser limpia; gustarle a los hombres; usar maquillaje; ser flaca; saber cocinar; tener hijos…” y varios etcéteras del mismo tenor. “Hay un cura, un padre y un presidente, que representan a los tres poderes que nos mantienen en la heterosexualidad obligatoria: La iglesia, la familia y el Estado”, explicó Hatrick.
Más allá de la implementación del matrimonio igualitario aún quedan pendientes muchas reivindicaciones de las minorías LGTTTBI. Sin embargo, la militante de la Colectiva explicó que el festival tuvo otro sentido: “Lo tomamos como día de orgullo y lucha, pero lucha como placer y alegría”. “Es un día de reivindicación, porque pensamos que la homofobia sigue presente como un hecho social”, amplió Hatrick. Y redondeó: “Es más simbólico que las leyes concretas; es un día de visibilización contra lo simbólico social”.
Lúdicos. El Día del Orgullo es una jornada de visibilización en la que salir a la calle significa enfrentar la norma social que establece que no ser heterosexual es ser anormal, raro, degenerado o, sencillamente, un esbirro de Belcebú.
Contra esa marejada de intolerancia es que las organizaciones LGTTTBI instalaron juegos en la plazoleta: estaban desde las “lesby princesas” (una figura de dos princesas chapando en la que los asistentes podían asomar sus rostros para sacarse una foto), hasta el concurso estilo kermese llamado “Tirale la goma al Príncipe Azul” (que consistía en embocar una cubierta de bicicleta en la figura de un príncipe).
“Son todos juegos relacionados con la infancia, porque desde chico te vienen perfilando la identidad sexual”, aseguró Hatrick.
El festival “Arde Closet” tuvo a las 19 la quema del ropero que simboliza para la comunidad LGTTTBI la destrucción del lugar de encierro de la identidad propia para reemplazarla por la que impone la norma social.
Como en la ciudad, hubo actividades y marchas en todo el mundo.
Contra esa marejada de intolerancia es que las organizaciones LGTTTBI instalaron juegos en la plazoleta: estaban desde las “lesby princesas” (una figura de dos princesas chapando en la que los asistentes podían asomar sus rostros para sacarse una foto), hasta el concurso estilo kermese llamado “Tirale la goma al Príncipe Azul” (que consistía en embocar una cubierta de bicicleta en la figura de un príncipe).
“Son todos juegos relacionados con la infancia, porque desde chico te vienen perfilando la identidad sexual”, aseguró Hatrick.
El festival “Arde Closet” tuvo a las 19 la quema del ropero que simboliza para la comunidad LGTTTBI la destrucción del lugar de encierro de la identidad propia para reemplazarla por la que impone la norma social.
Como en la ciudad, hubo actividades y marchas en todo el mundo.
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